Las
cruzadas consistieron básicamente en que personas que decían ser
cristianas atacaban, herían y mataban en nombre de Dios, que es Amor, a
personas que decían ser musulmanas y que a su vez les atacaban, herían y
mataban en nombre de Alá, que es Amor. Es decir, en nombre del Amor,
las personas estaban en guerra y en constante odio. Una locura, vamos.
Eso nos parece ahora cuando vemos películas o leemos libros sobre el
tema. En nuestras vidas eso ya no sucede. Ahora no nos matamos... la
mayoría de las veces. Ahora sabemos que aquella gente no sabía lo que
hacía. No sabían lo que era Dios, no sabían lo que era el Amor. Estaban
en guerra, pero no sabían por qué. Utilizaban palabras para intentar dar
una explicación a su locura y hablaban del bien y del mal, del honor,
de la verdad,... del respeto.
Curiosamente,
esas palabras se siguen usando. En nuestra vida diaria no hay ejércitos
que combaten con espada y escudo, pero ¿hay paz? ¿Alguna vez has
sentido que estás "a la defensiva"? o que por parte de una o varias
personas sientes que se te "ataca"? ¿Eres consciente de que estás en
guerra? Vivimos en una guerra constante, pero no nos damos cuenta. Lo
hacemos de forma inconsciente. Y solo siendo conscientes podemos salir
de ella.
Miguel Ruiz, en "El Quinto Acuerdo" escribe:
Nunca
seré yo quien escriba tu historia, del mismo modo que nunca permitiré
que nadie escriba la mía. Respeto tu mente, tu sueño, tu creación.
Respeto cualquier cosa en la que creas. Te respeto cuando no trato de
decirte cómo vivir tu vida, cómo vestirte, cómo andar, cómo hablar, cómo
hacer lo que sea que hagas en tu reino. Tan pronto como intente
controlar tu reino, dejaré de respetarte y entonces iniciaremos una
guerra por el control sobre tu reino.
Si
yo trato de controlarte a ti, en ese intento de controlarte, pierdo mi
libertad. Por consiguiente, mi libertad está en dejarte ser lo que
quieras que seas, lo que quiera que quieras ser. Cambiar tu realidad
virtual no es mi trabajo. Mi trabajo consiste en cambiarme a mí
mismo(a).”
Cada
persona crea su vida, que es su historia, su reino. ¿Cuántas veces
invadimos el reino de otra persona en nombre del amor? ¿En cuántas
guerras andamos todos los días? ¿Cuántas veces atacamos el Ser de
nuestras hijas, de nuestros hijos, en nombre de un Dios llamado "es por
su bien"?